Martes 19 de Marzo del 2024
Julio 20, 2008
Tíbet, China y las Olimpiadas
Para la celebración de los Juegos Olímpicos del 2008, el Comité Olímpico Internacional apoyó con mucho optimismo la apertura que China ha venido demostrando en los últimos años. Sin embargo, la anhelada imagen favorable que los chinos deseaban proyectar a nivel internacional se ha visto muy empañada por un pasado sangriento. El control que la revolución comunista de Mao-tse tung buscó implantar a toda costa dio origen a inquietantes frutos y ahora, cuando el mundo quiere competir deportivamente y en paz, inevitablemente surge el karma.
Lamentable destrucción de un patrimonio de la
humanidad
Cuando el ejército de Mao entró a apoderarse del Tíbet masacró el
patrimonio histórico de ese pueblo. Destruyó miles de monasterios
y torturó y asesinó a una infinidad de monjes budistas.
Se presume que se perdieron innumerables escrituras y otros tesoros. No obstante,
de manera irónica, todo ello trajo un beneficio: los tibetanos tuvieron
que salir de su capullo y el mundo salió ganando con una incomparable
sabiduría que de pronto tenía a su alcance.
Violencia en el Tíbet
Ha transcurrido medio siglo de ocupación china y ahora, cuando las Olimpiadas
ofrecen un escaparate en el que se asoma todo el mundo, los tibetanos han salido
a la calle para que la opinión mundial recuerde su situación
y provocar que los chinos se vean presionados a transigir. Esas demostraciones han
sido atrozmente sofocadas y Beijing acusa al Dalai Lama de
impulsar a sus seguidores a actuar con violencia y saquear los negocios de
los comerciantes chinos musulmanes del Tíbet. El Dalai Lama responde
que no es su intención afectar a los Juegos Olímpicos ni que éstos
sean boicoteados. Muchas veces ha dicho que no pelea ya por la independencia
de su país, dado que esa causa está por demás perdida,
sino por su autonomía.
No hay comprensión mutua
El Dalai Lama no está amonestando a los chinos por efectuar un genocidio
físico sino cultural contra su pueblo. A su vez, los gobernantes chinos
responden que ellos no pretenden eliminar la lengua y la nacionalidad tibetanas
sino evitar que los sacerdotes budistas sigan conservando a una “sociedad
teocrática, medievales y atrasadas”. El Premio Nobel de
la Paz, fiel a su calidad, ha pedido siempre a sus
simpatizantes que no se manifiesten con odio ni violencia.
Es algo que no sólo los chinos sino tampoco muchos tibetanos han logrado
entender y esto ha ocasionado muchos malentendidos.
Números rojos previos a las Olimpiadas
Se dice que con la finalidad de mitigar las inquietudes en casa y
mantener a la población en una cómoda ignorancia, el gobierno
chino ha bloqueado importantes medios y canales de
comunicación. Como producto de los disturbios
y enfrentamientos de este año, cuando se han visto las protestas más
violentas en contra del gobierno comunista chino en mucho tiempo, se habla
de cerca de 130 personas muertas, aunque la cifra oficial
china reconocía apenas 19 hasta hace pocos días. Entre la confusión
generalizada, incluso han circulado fotografías que muestran a efectivos
del ejército chino cargando ropas de monjes, las cuales supuestamente
visten para pasar por religiosos budistas y protestar airadamente cuando
las cámaras de la prensa están presentes.
Maleables antecedentes
El pasado 14 de mayo, Sergio Ley, ex embajador de México en China, comentó en
una entrevista radiofónica acerca de la situación que pocos conocen.
Declaró que Tíbet ha pertenecido a China desde el siglo VIII
y que el concepto de “Tíbet Libre” ha sido un invento acuñado
por los ingleses alrededor del año 1905, ya que los británicos
tenían la intención de colonizar ese territorio y querían
que el mundo lo contemplara como independiente de China e India. Señaló que
en 1950, un año después de que los comunistas invadieron a los
tibetanos, los chinos llegaron a un acuerdo en Pekín (Beijing) con el
Dalai Lama para que les cediera el control del país de las nieves, pero
que 14 familias de terratenientes protestaron porque salían perjudicadas,
ya que antes de la “Revolución Cultural” en Tíbet
imperaba una sociedad feudal y teocrática.
Tortuoso recorrido de la llama olímpica
La llama olímpica partió de Grecia el 24 de marzo y su recorrido
nunca ha sido más azaroso. En su camino se ha topado con continuas
manifestaciones en contra de las violaciones a los derechos humanos en China.
En ocasiones ha sido necesario esconder la llama para evitar problemas. En
el Parlamento Europeo, son ya varias las personalidades y organismos internacionales
que han anunciado que no asistirán a la inauguración de los juegos
o que limitarán la presencia de sus principales figuras.
La diplomacia se enciende
Los chinos, por su parte, realizan boicots
contra los supermercados franceses en protesta por la posición
gala en el asunto tibetano. Mientras China pide no politizar las olimpiadas,
antes de que la llama olímpica
llegara a suelo francés, el presidente de Francia, Nicolás
Sarkozy, condicionó su asistencia al cese
de las hostilidades en el Tíbet y al inicio del diálogo entre
China y el Dalai Lama. "Queremos el fin de la violencia contra la población
y la liberación de prisioneros políticos, una investigación
de lo que ha sucedido en Tíbet y el comienzo del diálogo con
el Dalai Lama", dijo al diario Le Monde la Secretaria Francesa
de Estado para los Derechos Humanos, Rama Yade. En una entrevista, ella enumeró algunas
condiciones "indispensables" para que el mandatario francés
asistiera a la inauguración en Beijing el próximo 8 de agosto: “El
diálogo con el jefe espiritual de los tibetanos debe
versar sobre el reconocimiento de la autonomía tibetana y
la identidad espiritual, religiosa y cultural del pueblo tibetano”.
Ante todo, respeto a los derechos humanos
Semejantes demandas han expresado diversos países occidentales, como
Bélgica y el Reino Unido. La señora Yade criticó asimismo
la condena al principal disidente chino, Hu Jia, que fue sentenciado
a tres años de prisión por sus críticas al Partido
Comunista de China. "Hemos pedido la inmediata puesta en libertad de Hu
Jia porque una China sin Derechos Humanos no se convertirá nunca en
un verdadero país", puntualizó. Por lo pronto, el
gobierno chino ha expulsado a algunos periodistas extranjeros y ha anunciado
que los manifestantes que no se rindan serán “severamente
castigados.” No obstante, ante la presión internacional,
las autoridades se han visto en la necesidad de refrenar la represión
y aceptar un dialogo abierto con una bondadosa persona a la que ellas consideran
su enemigo. El presidente Hu Jintao sabe que el papel de China en la comunidad
internacional y el éxito de los Juegos Olímpicos dependen de
la manera en que elija lidiar con la situación en el Tíbet.
Fuentes:
Avaaz.org
Olganza.com weblog business
Universal.com
Eldeber.com.bo
La Jornada: www.jornada.unam.mx
Noticiario ENFOQUE, NRM
Foto: http://www.amnesty.org/es/human-rights-china-beijing-olympics
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