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Las mujeres
en el Budismo

Lo que el Buda dijo sobre la mujer
El Buda dejó muy claro que tanto las mujeres como los hombres podían alcanzar la Iluminación y las admitió en la orden monástica de ese entonces como bhikkhunis, que era algo totalmente revolucionario en aquella época.


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Una paradójica posición
Sin embargo se cuenta que el Buda se mostraba reticente a incorporar a las mujeres en la orden y que sólo lo permitió cuando Ananda (su fiel asistente) se lo pidió por tercera vez. Cuando las admitió, estableció una serie de preceptos para ellas.

En las escrituras Mahayana figuran ciertos ejemplos en que se manifiesta que la naturaleza femenina es inferior. Sin embargo, en la misma obra aparecen algunas narraciones sobre mujeres jóvenes que reprenden y desconciertan a ancianos monjes venerables por no reconocer la destreza de la mujer para enseñar las doctrinas.

Ocupan un nivel “inferior” dentro de la organización monástica
El linaje de ordenación bhikkhuni (o de monjas budistas) se extinguió dentro de la tradición del budismo antiguo Theravada. Nunca se impuso en el Tíbet y actualmente sólo pervive en las tradiciones del Budismo sino-japones. Sin embargo en la comunidad tibetana algunas mujeres, llamadas anis, se entregan a la vida monástica. En Tailandia a estas mismas se les denominada maejis. En cualquier caso, su posición es considerablemente “inferior” dentro de la organización de los monjes ordenados que viven (al menos así parece) de acuerdo con los antiguos códigos monásticos. Las comodidades de que disfrutan son escasas, por no decir inexistentes.

La situación en paises Occidentales
No obstante, la situación es muy diferente en las comunidades budistas occidentales, que en su gran mayoría admiten a hombres y mujeres con las mismas condiciones.

Algunas mujeres buscan restablecer la antigua tradición
Si embargo algunos grupos de mujeres en Occidente y, cada vez más también, en Oriente, tratan de encontrar fórmulas para recuperar las órdenacion tradicional de bhikshuni (Bhikshuni es sánscrito, bhikkuni es en pali).

Quizá una posible solución estribaría en “importar” al budismo Theravada o al tibetano de la actitud existente en China, que parece no haberse interrumpido nunca desde las primeras ordenaciones de mujeres en tiempos del Buda. Resulta imposible predecir si esto se logrará finalmente.

En constante desventaja dentro del modelo tradicional

En cualquier caso, las mujeres que desean recuperar la ordenación tradicional en países asiáticos se encuentran en una situación que las pondría en una constante desventaja; al perseguir la igualdad con sus hermanos monásticos intentando recuperar la ordenación bhikshuni tradicional, esta las colocaría de forma inequívoca en una posición inferior dentro de la organización monacal. Por ejemplo, una de las reglas que tendrían que aceptar establece que todas las monjas, “aun cuando tengan cien años de ordenadas”, deben mostrar deferencia en todo momento hacia el monje más joven.

Optar por el modelo occidental
Parece, pues, que estas mujeres que buscan la igualdad de oportunidades y que desean ser ordenadas en la religión budista tal ves deberían abandonar la cuestión de la ordenación bhikshuni tradicional y adoptar uno de los nuevos modelos de órdenes y prácticas que, en la actualidad, surgen en Occidente y, en los cuales, tanto hombres como mujeres reciben la misma ordenación y gozan de las mismas oportunidades.

Fuente: Kulananda, Budismo, Windhorse Publications.