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Pedazos de papel, signos impresos en hojas, conchas, sal e ilusiones compartidas
En la actualidad utilizamos como dinero pedazos de papel o, incluso algo todavía más misterioso, pequeños estallidos electónicos que de algún modo aparecen como números en una cuenta bancaria. Antes, en Norteamérica, la gente utilizaba conchas. En la India usaban conchas de cauri. Los soldados romanos usaban sal. Los prisioneros le dan a los cigarros un valor monetario. ¿Qué tienen en común todas esas especies de moneda? Que las puedes traer contigo o dárselas a alguien. No son prontamente perecederas y una pieza de ellas se parece mucho a otra de la misma clase. Sin embargo, el factor común más importante es que las sociedades decidieron creer que esas cosas tenían un valor (aunque por sí mismas tuvieran muy poco o ninguno). Es un extraordinario y beneficioso acto de la imaginación; una ilusión compartida que apuntala al mundo civilizado.

Del trueque al dinero
¿Cómo sería la vida si tú y tu familia tuvieran que producir todo lo que requieren? Cultivar sus alimentos, construir su casa, cortar la leña, confeccionar sus vestidos y girar la rueca; escribir sus propios libros para leer y, antes, hacer el papel. Puede sonar romántico y puro, incluso espiritual, pero no se sentiría así por mucho tiempo. Pasarías cada momento del día trabajando, sudando y padeciendo, todo para irla llevando. Fue así como aprendimos, hace varios milenios, que nos necesitábamos mutuamente, aunque sólo fuera para obtener un rato de ocio y hacer algo más que sobrevivir. Empezamos a dividirnos las tareas y a practicar el trueque. Si a mí me sobraba pan y tú tenías combustible de más podíamos hacer un intercambio, aunque sólo si nos hallábamos en el mismo sitio y en el mismo momento. Quizá alguien se preguntó: "No sería maravilloso cambiar estas cosas sin tener que buscar a quién le sirven justamente aquí y ahora" y como toda una cultura anhelaba lo mismo coincidieron en imaginar que algo que no tuviera un valor intrínseco, por ejemplo, una concha de cauri (o un billete de un dólar) podría representar al combustible, al pan o al software de la computadora que unos tenían y otros necesitaban.

Un triunfo de la mente sobre la materia
Eso es el dinero, un triunfo de la mente sobre el mundo material. Sin embargo, como muchos instrumentos poderosos, el dinero es una espada de doble filo, que nos puede aportar las maravillas más complejas pero también mucho sufrimiento. Debemos entenderlo con claridad; independientemente de que se use bien o mal, el dinero puede ser la base de todo lo que nos libera de tener que luchar por sobrevivir. Sin dinero no hay civilización y ¿si no hay civilización donde habría espiritualidad?

Relativamente bien
Hoy, gracias al dinero y a lo que éste hace posible, la mayoría de nosotros lleva una vida de "lujos" que está más allá de lo que soñaban los príncipes medievales. Quizá no vivamos en castillos, pero nuestros hogares tienen muchas más comodidades. Ahora podemos volar a países distantes, llegar en automóvil en sólo unas cuantas horas a lugares que se encuentran a kilómetros de distancia y llamar a amigos que viven en sitios lejanos nada más para platicar. El entretenimiento está a sólo un chasquido de dedos y no parece tener límites. Si sientes que eres pobre piensa en todo lo que tienes y que otras generaciones ni siquiera imaginaron.

Nuestra forma de relacionarnos con el dinero. Puede dar ocasión a Dukkha
La manera en que una persona se relaciona con el dinero, el modo en que lo gana y lo gasta, requiere de más tiempo y energía que cualquier otra actividad. Es la relación más considerable que tenemos. Es posible que te sientas un poco inquieto debido a tus hábitos consumistas o que recuerdes las cosas buenas que ya no disfrutas porque la necesidad de ganar dinero no te deja tiempo suficiente. Puede suceder que la forma en que obtienes el dinero te tenga insatisfecho y que la idea de un futuro en la pobreza te duela y te paralice. Eso es sufrimiento. Es un tipo de sorda inquietud que hace que a muchas personas les resulte difícil elevarse hasta su verdadero potencial.

Lo que enseña el budismo acerca del dinero

La primera enseñanza del Buda se refería al sufrimiento o dukkha. El budismo nos muestra diversas formas de existir que nos ayudan a cortar las raíces del dolor y el miedo, para que podamos vivir de verdad. Los primeros monjes que siguieron al Buda eran personas que no tenían hogar. Vestían ropajes hechos de remiendos y vivían de las sobras de comida que pudieran proporcionarles los vecinos de la localidad. Los monjes no tenían permitido tocar dinero. Tenemos aquí una solución budista radical para el dolor y el miedo que se derivan de gastar y ganar dinero: simplemente no lo hagas.

Para aquellos hombres y mujeres tan curtidos el modo de vida ideal era y sigue siendo subsistir contentos "con los mantos suficientes para proteger al cuerpo y con la comida que les dieran como limosna para sus necesidades corporales, tomando sólo eso, como el ave que vuela sin cargar más que sus alas" (Anguttara Nikaya II, 209). Sin embargo, no es ésta la única solución budista. El Buda tenía muchos discípulos que no llevaban un estilo de vida monástico. Entre sus seguidores había reyes. Estaba también Anathapindika, un banquero. Los laicos sustentaban a los monjes, pero eso no significaba que eso fuera lo único que podían hacer. Las enseñanzas del Buda tenían el propósito de transformar la vida de cualquiera, sin importar cuál fuera su estilo de vida. De hecho, el Buda nunca condenó la riqueza. Él contemplaba con ecuanimidad lo que el mundo le presentaba y juzgaba con total objetividad lo que había detrás de todo ello.

Las riquezas de un avaro

Desde un punto de vista budista, la grave miseria en que se ha desenvuelto la vida en las viejas economías socialistas de Rusia y Europa Oriental o los horripilantes experimentos como el de Pol Pot, que trató de abolir el dinero en Camboya, surgen a partir de una tremenda falta de inteligencia objetiva. Deshazte del dinero y desmantelarás toda la compleja cadena de la interdependencia humana. Para el Buda lo importante era cómo obtenías el dinero y lo que hacías con él. ¿Empleas su energía para ser feliz o para que el mundo sea un lugar mejor? "Un avaro no usa el dinero para su propio placer ni el de sus padres, su esposa o sus hijos, tampoco para el de sus esclavos, sus artesanos ni sus sirvientes, ni de sus amigos y colegas", dijo el Buda. "Su riqueza, al no ser correctamente empleada, es confiscada por los reyes, hurtada por los ladrones, quemada o arrebatada por la inundación. O va a parar a unos herederos por los que no siente ningún afecto. Sus riquezas, al no ser bien utilizadas, se desperdician y no proporcionan gozo". Luego añade: "Es como un lago de agua clara, cristalina, fresca y deliciosa, bello, rodeado de buenas tierras pero oculto en una región salvaje. Nadie bebe de él ni se baña ahí. Nadie lo aprovecha. Así son las riquezas de un avaro".



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