Vajrasatva - Nuestra pureza esencial
El Buda más allá del espacio y el tiempo
A Vajrasatva se le denomina Adi-buda. Adi significa principio o primordial, no como el Buda que ha existido desde el principio del tiempo, sino como el Buda que existe totalmente más allá del espacio y el tiempo. Vajrasattva representa al Dharmakaya, la verdadera naturaleza de la Budeidad, Su naturaleza auténtica se halla más allá de los más lejanos confines de lo expresable.
Es un símbolo de lo que no se puede simbolizar.
La pureza esencial “simbolizada”
Vajrasatva es un Buda que aparece con forma de bodhisatva. Es de color blanco. Esto significa pureza y purificación, la cual, aquí, consiste en la profunda percepción de que, en esencia, nunca nadie ni nosotros hemos sido impuros. Somos completamente puros desde un principio sin inicio, puros por nuestra misma naturaleza, esencialmente, en las profundidades de nuestro ser. Somos puros de todo condicionamiento. Incluso, somos puros de la mera distinción entre lo condicionado y lo incondicionado. Nuestra verdadera naturaleza es la no-naturaleza y somos, en la mismísima esencia, completa y perfectamente inmaculados. Para cualquiera que haya crecido en una cultura tan afectada por la culpa como es la nuestra, esto puede ser un gran alivio. Cuando reconocemos en Vajrasattva nuestra naturaleza, esencial, pura, se destruye por entero cualquier culpa irracional.
Práctica tántrica de purificación
Vajrasatva no aparece en ninguna de las escrituras del budismo Mahayana. Es una figura exclusiva del budismo tántrico y desempeña diversos papeles importantes en la práctica tántrica. En particular, la visualización de Vajrasatva ocurre en las series tradicionales de los cuatro yogas básicos, en los que uno lo visualiza y recita su mantra 100 mil veces como apoyo para la completa purificación del cuerpo, el habla y la mente.
La visualización de Vajrasatva
Cielo azul de la vacuidad
Para empezar, todo lo que nos rodea se disuelve en un vasto cielo azul que se extiende en todas direcciones. Toda esperanza y temor, toda ronda de pensamientos, se desvanece en el cielo y todo está sereno.
Del loto blanco de nuestra potencialidad surge Vajrasatva
Sobre nuestras cabezas, de la vacuidad clara y azul emerge un loto blanco y perfecto. Encima de éste hay un círculo de luz blanca. Es un tapete de luna. Sobre ese trono sin mancha aparece una figura hecha de luz blanca, sentada serenamente en postura de loto completo. Viste con deslumbrantes sedas y joyas hechas de pura luz.
El Vajra y la campana: Sabiduría y compasión
Su mano derecha está a la altura del corazón, con la palma hacia arriba verticalmente sobre ella, en perfecto equilibrio, hay un vajra, el cetro diamantino de los budas. Puede aparecer el vajra de oro o de cristal pero este también está hecho de luz, de Mente, de la realidad misma.
La mano izquierda descansa a su lado, sosteniendo una campana-vajra, que es una campana de plata con mango de vajra. Coronan su cabeza cinco joyas y su cuerpo está circundado por un aura de luz de cinco colores: blanco, amarillo, rojo, azul y verde, pues Vajrasatva es la unión del mandala de los cinco budas, la total personificación de sus sabidurías. Tiene el cabello largo y negro, cayendo sobre sus hombros y mira hacia abajo, a nosotros, con una sonrisa de completa aceptación.
El Bija o silaba simiente del que surge el mantra de Vajrasatva
En el centro de su corazón hay otro pequeño loto blanco y un tapete de luna. Sobre éste, erguido verticalmente, en color azul oscuro está la sílaba simiente HUM (hung). A ésta la rodea un círculo de letras blancas, como un collar de blancas perlas puras. Son las letras que componen el “mantra de cien sílabas” de Vajrasatva.
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