Sus cualidades lo ponen en peligro
Modgalyayana siempre puso sus poderes paranormales al servicio del Dharma. Visitó varios devalokas para llevar la enseñanza y, en ocasiones, el Buda se sirvió de sus peculiares dones. Una vez que el Buda estaba habitando en el piso superior de una vivienda en Saravasti y varios monjes hablaban despreocupadamente y en voz alta en el piso de abajo le pidió a Modgalyayana que cimbrara la vivienda con el dedo gordo del pie para hacer que se callaran.
Otra cosa que caracterizó a Modgalyayana es que siempre fue muy sincero y, mientras que proclamaba el budadharma, exponía sin temor las opiniones erróneas en cualquier sitio que se encontrara con ellas. Esto le valió la enemistad de los seguidores de los maestros que rivalizaban con el Buda y, sobre todo, de un grupo de ascetas desnudos que pensaban que él se había ganado a sus seguidores contándoles historias de sus viajes celestiales, en los cuales, al parecer, relataba que había visto a los seguidores del Buda gozando del renacimiento en los reinos divinos, mientras que los seguidores de otras sectas, debido a la falta de una conducta moral, sufrían en unos miserables reinos infrahumanos. De tal modo, decidieron eliminarlo.
Un extraño final
Entre aquellos seguidores rivales reunieron mil monedas de oro y se las ofrecieron a una banda de asesinos a cambio de la vida de Modgalyayana. Gracias a sus poderes psíquicos, éste evadió a los matones durante siete días. Cuando los veía venir se escabullía por el ojo de la cerradura de su cabaña o se escapaba por el techo. Aunque no tenía miedo de morir tampoco quería que ellos sufrieran las consecuencias kármicas del crimen que trataban de llevar a cabo, pero como los sicarios eran ambiciosos y persistentes y, un día, debido a que un karma de una vida pasada de Modgalyayana había madurado, sus poderes psíquicos lo abandonaron repentinamente. Los asesinos entraron a su cabaña y “machacaron sus huesos hasta dejarlos tan finos como si fueran granos de arroz”. (vv.137-140, citado en Great Disciples of the Buddha, p.103).
Considerando que ya estaba muerto corrieron a reclamar su pago, pero no contaban con los formidables poderes psíquicos de Modgalyayana, que ahora retornaban. Con el poder de su meditación voló por el aire y llegó con el Buda. Ahí le anunció que había llegado su hora de morir. El Buda le pidió que diera un último discurso a los monjes congregados y él accedió, junto con todo un despliegue de maravillas. Luego regresó a su morada y se fundió en el nirvana.
Fuente: Teachers of Enlightenment, Kulananda, Windhorse Publications.
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