Más allá del bien y del mal
Nietzsche enfatiza que este grado superior del ser es alcanzable sólo en la medida en que se vaya dejando atrás el grado inferior del ser, que se niegue y se destruya. Esto nos lleva a un aspecto vital de la Voluntad por el Poder, así como al enfoque general de Nietzsche, que es que ésta implica una iconoclasia incondicional. Nietzsche contempló valores comúnmente aceptados, ideas generalmente sostenidas acerca del bien y del mal y exhortó de un modo bastante categórico y perentorio a erradicarlas porque eran basura. De otra manera, señalaba, no puede conseguirse la existencia del sobre hombre.
De forma que Nietzsche es abiertamente despiadado e inflexible cuando condena al hombre promedio y sus requisitos subhumanos. Estamos acostumbrados a pensar en los profetas hebreos, Amos, Jeremías e Isaías Segundo, por ejemplo, como bastante terribles cuando se dedican a fulminar la vanidad del hombre, pero parecen dóciles si se les compara con Nietzsche. Él se inclina por hacer estallar (así lo dice) las viejas tablas de la ley No tiene tiempo en absoluto para toda la civilización y cultura modernas. Casi seguro que Nietzsche es el más devastador critico que haya producido la raza humana (en el más completo y literal sentido de la palabra “devastador”). Denuncia amplia y totalmente a los seres humanos como los conocemos, con todas sus obras y sus maneras. Sencillamente afirma que éstas deben dejarse, no por pura negatividad personal sino porque son un estorbo. Deben trascenderse y dejar la vía libre para el sobre superado.
Transvalorización
Es crucial para la iconoclasia de Nietzsche que al negar los valores y las formas de pensar existentes no se caiga en negar elementos externos a uno. No se trata de negar los valores de los demás sino los propios. Es a uno mismo al que debe superarse. Es consigo mismo con el que hay que entablar una batalla sin cuartel.
Nietzsche y el Dhammapada del Buda
La afición que muestra Nietzsche por la terminología bélica es otra fuente de malos entendidos, ya que el enemigo siempre es uno mismo. En el Dhammapada encontramos la propia exhortación del Buda a participar en esa guerra inexorable:
“Por más que uno haya de conquistar mil veces a mil hombres en la batalla, aquél que se conquista a sí mismo es quien obtiene la victoria más gloriosa”,*
¿pero qué tanto podemos presionar para conseguir una semejanza o siquiera una comparación entre la enseñanza de Nietzsche y la del Buda?
Sangharákshita
Este es el tercero de cuatro articulos sigue:
Semejanzas y diferencias entre el pensamiento de Nietzsche y el budismo
* Dhammapada 103