budismo.com Centro Budista de la Ciudad de México
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Una simple comparación con Dios
El bodhichita no está incluido en los "cinco skandhas" debido a que estos comprenden todo lo que es de este mundo y, dado que el bodhichita no está incluido en los "cinco skandhas" quiere decir que el bodhichita es algo fuera de este mundo, algo trascendental. No es un pensamiento, no es una volición, no es una idea, ni un concepto. Es (si debemos usar palabras) una experiencia espiritual profunda (trascendental), una experiencia que reorienta todo nuestro ser.

Quizá para aclarar una posible confusión nos ayude una comparación con la tradición cristiana. Podemos imaginar a alguien en un contexto cristiano hablando de "pensar en Dios". Aun cuando fuésemos personas que asistieran con regularidad a la iglesia no tendría mucho sentido tan sólo pensar en Dios. Podemos pensar que Dios es un caballero mayor, hermoso, sentado en las nubes o que es un ser puro, pero el "pensar en Dios" es tan sólo pensar en Dios. No podríamos describirlo como una experiencia espiritual o como una experiencia profunda de ningún tipo. Supongamos, no obstante, que estamos hablando de "el descenso del Espíritu Santo". Ésta sería una cuestión muy diferente. El pensar en Dios es una cosa pero el que el Espíritu Santo descienda sobre nosotros (y entre en nosotros) de tal manera que nos llenemos de él es una cosa muy diferente.

Lo mismo sucede si hablamos de "pensar en la iluminación" o "el pensamiento de la iluminación", por un lado y el surgimiento del bodhichita, por el otro. Si el pensamiento de la iluminación es análogo al pensamiento con respecto a Dios, el surgimiento del bodhichita es análogo al descenso del Espíritu Santo en nosotros. Ahora, esta comparación tiene tan solo un propósito ilustrativo. No es posible igualar estos dos conjuntos de conceptos doctrinales y espirituales. Lo que importa es dejar clara la diferencia entre pensar en la iluminación y el surgimiento del bodhichita. El bodhichita no es sólo el pensamiento de la iluminación, sino una experiencia espiritual profunda, incluso una "entidad" trascendental espiritual profunda.

No hay varios “bodhichitas”
El bodhichita es algo trascendental, no algo individual. Éste es otro de los aspectos que señala Nagaryuna. Hablamos de que el bodhichita surge en esta persona o en esta otra y por eso podemos pensar que existen varios bodhichitas distintos; aparentemente una pluralidad gloriosa de bodhichitas, surgiendo en personas diferentes y convirtiéndolas en bodhisatvas. Lo cierto es que no es así. Pueden surgir pensamientos diversos (aun sobre la misma cosa) en personas diferentes pero, de igual manera que el bodhichita no es un "pensamiento" acerca de la iluminación, tampoco es algo individual, de modo que no hay una pluralidad de bodhichitas que surjan en personas diferentes. El pensamiento de la iluminación de alguien es de esa persona y de nadie más. Mi pensamiento sobre la iluminación es mío. Hay muchos pensamientos, pero el bodhichita de alguien es mi bodhichita. Existe sólo un bodhichita. El bodhichita es sólo uno y los individuos en los que se dice que ha surgido participan de ese mismo bodhichita o lo manifiestan en diversos grados.

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El bodhichita es como el reflejo de la luna
Los escritores mahayana nos proporcionan su muy socorrida pero hermosa ilustración de la luna. El bodhichita se refleja en gente diferente (surge en diferentes personas) de la misma manera que la luna se refleja en diversas superficies de agua. Hay muchos reflejos pero sólo una luna. De igual modo, hay muchas manifestaciones pero tan solo un bodhichita. A pesar de que la palabra "reflejo" es un término estático, no debemos pensar en el bodhichita como algo estático. Lo que se conoce en el mahayana como el "bodhichita absoluto" (el que está más allá del tiempo y el espacio) es idéntico a la realidad misma. Al ser idéntico a la realidad, el bodhichita absoluto se encuentra más allá del cambio o, mejor dicho, trasciende la diferencia entre el cambio y el no-cambio, pero esto no se aplica a la concepción tradicional del "bodhichita relativo". Éste, se puede decir, es una fuerza activa en funcionamiento. Es por eso que resulta preferible traducirlo como la "voluntad hacia la iluminación" (recordando que estamos hablando del bodhichita relativo, en contraste con el absoluto).

Como un espíritu que nos conduce
Esta voluntad hacia la iluminación, no obstante, no es el acto de la voluntad de ningún individuo. El bodhichita no es algo que “yo quiero”. De la misma manera que no es mi pensamiento, tampoco es mi voluntad. El bodhichita no es un acto de la voluntad de nadie ni del pensamiento de nadie. Podemos pensar en el bodhichita como un tipo de "voluntad cósmica" (la palabra "voluntad" no es la más afortunada pero no tenemos una mejor). Podemos pensar que el bodhichita es como una especie de voluntad cósmica en funcionamiento en el universo, en la dirección de lo que sólo podemos considerar la redención universal; la liberación, la iluminación (en un sentido esencial) de todos los seres sensibles. Podemos, incluso, pensar que el bodhichita es como una especie de "espíritu de la iluminación" inmanente en el mundo y conduciendo a los individuos hacia niveles cada vez más superiores de perfección espiritual.

Cómo surge el bodhichita
Queda claro, así, que los individuos no poseen al bodhichita. Si alguien “lo posee”, entonces lo que tiene no es el bodhichita, sino algo diferente. Quizás un pensamiento o una idea. El bodhichita cósmico, no individual, trascendental, nos supera. Los individuos no poseen al bodhichita.

Aquellos en los que el bodhichita "toma posesión" (en los que ha surgido el bodhichita) se convierten en bodhisatvas. Éstos viven por la iluminación y se esfuerzan por lograr los potenciales más elevados que contiene el universo para el beneficio de todos. Se dice que el bodhichita surge como resultado de la coalición entre dos tendencias de la experiencia, que generalmente se consideran contradictorias. En la experiencia ordinaria son, de hecho, contradictorias, en tanto que no podemos seguir ambas al mismo tiempo. Podemos describir a las dos como la tendencia a retraerse y a involucrarse.

La tendencia a la retracción
La primera tendencia representa el movimiento de la retracción total de las cosas mundanas, que es la renuncia en el sentido extremo. Nos retraemos del mundo, de las actividades mundanas, de los pensamientos mundanos, de las asociaciones mundanas. Este movimiento de retracción se dice que se fortalece por una práctica en particular, que se llama "reflexión sobre los defectos de la existencia condicionada". Reflexionamos que la existencia condicionada, la vida dentro de la rueda de la existencia, es muy poco satisfactoria, que de hecho es profundamente insatisfactoria. Esto implica todo tipo de experiencias que tienen una naturaleza desagradable: las cosas que queremos pero que no podemos tener, las personas que nos agradan y de las que tenemos que estar separados, las cosas que no queremos hacer y que tenemos que hacer. Asimismo, incluye la penosa necesidad de trabajar para ganarse la vida, así como de tener que cuidar el cuerpo físico, alimentarlo, llevarlo al doctor cuando se enferma y cuidar a la familia (esposo, esposa, hijos, parientes). A veces sentimos que es demasiado y que nos queremos alejar de todo esto. Experimentamos el deseo de escapar de la rueda de la existencia hacia el nirvana, hacia un estado donde no encontremos ninguna de estas cosas. Deseamos alejarnos de todas las fluctuaciones y vicisitudes de esta vida mundana e ir hacia la paz y el descanso eternos.

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