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El Wesak, una fiesta de alegría
Sin importar de qué forma se celebre Wesak, los budistas se encuentran unidos por su propósito central, es decir, comparten la alegría de que ha surgido un buda en el mundo. Así, continúan una tradición que data de mucho tiempo atrás. Sólo tenemos que mirar los ejemplos de los grabados en piedra más antiguos de la India budista para damos cuenta de esta evidencia. Una muestra notable de esto es la composición que coloca al Buda, de forma simbólica, en un trono rodeado de monjes, monjas y personas laicas, todos con la manos unidas sobre la cabeza ofreciendo guirnaldas, fruta, pañuelos de seda y todo tipo de cosas. Lo que es realmente notable en la escena es la expresión de gozo absoluto de todas estas figuras y la forma tan alegre en que hacen sus ofrendas al Buda. Esta representación nos transmite la impresión de que se trata de una celebración excelsa y espectacular, a causa de un evento muy emocionante y que tiene una importancia cósmica. No sería una exageración decir que, a través de su obra, el artista nos hace pensar que los que realizan las ofrendas están locos de alegría, si es que cabe pensar que los budistas pudieran estar locos por algo. De cualquier modo estos personajes parecen estar locos de alegría.

Abrió el camino en beneficio de todos los seres
Ésta es la única respuesta emocional, al menos como la expresa el artista, que puede hacer justicia al descubrimiento que hizo el Buda acerca de los alcances del desarrollo humano. Sin embargo, las profundas raíces del gozo expresado por estos seguidores en Wesak no sólo se remiten al hecho de que el Buda no alcanzó la iluminación con fines personales, ya que él abrió el camino y lo alumbró para que otros pudieran seguirlo después. Por lo tanto, el modo en que alcanzó el Buda la iluminación no es un asunto puramente teórico; es también una cuestión de gran importancia práctica. El Buda no heredó la iluminación ni nació iluminado. La alcanzó tras muchos años de esfuerzo e incluso después de cometer algunos errores y, a través de su propio esfuerzo, estableció un método por el que nosotros también podemos alcanzarla.

El Dharma, un sendero evolutivo
Nosotros tenemos acceso ahora al sendero que conduce a la iluminación, el Dharma. Se ha sugerido en diversas ocasiones que la evolución se efectúa por medio de fases progresivas, como si se siguiera una especie de carretera con señales que marcan la distancia recorrida. De hecho, existen tres grandes fases en el sendero: la ética, la meditación y la sabiduría. No obstante, contamos con muchas otras maneras de subdividir y clasificar el camino a la iluminación. También podríamos abordarlo desde un ángulo poco usual, observando algunos datos biográficos del Buda.

Lo que nos recuerda el Wesak

Podemos interesarnos por el sendero espiritual que siguió un hombre hace dos mil quinientos años. Sin embargo, será más importante contemplar el sendero que podemos seguir nosotros aquí y ahora; un sendero con el que se comprometen los budistas, las personas que establecen la budeidad como meta esencial. En otras palabras, cuando los budistas celebramos la iluminación del Buda nos alegramos de algo que ocurrió en el pasado, pero además utilizamos la ocasión para reflexionar sobre nuestra oportunidad presente de alcanzar la iluminación, si es que acaso no estamos ya pensando y reflexionando en ello de una forma más persistente, más seria y más profunda. Tales son las reflexiones que este día nos inspira a realizar.

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